"La plasticidad cerebral se refiere a la capacidad del sistema nervioso
para cambiar su estructura y su funcionamiento a lo largo de su vida, como
reacción a la diversidad del entorno. Aunque este término se utiliza hoy día en
psicología y neurociencia, no es fácil de definir. Habitualmente se refiere a
los cambios a diferentes niveles en el
sistema nervioso, desde eventos moleculares, como los cambios en la
expresión génica, al comportamiento."[1] A continuación se describen las tres formas de plasticidad más
importantes: la plasticidad sináptica, la neurogénesis y el procesamiento
funcional compensatorio.
La
plasticidad sináptica.
Cuando está ocupado en un nuevo aprendizaje o en una nueva experiencia,
el cerebro establece una serie de conexiones neuronales. Estas vías o circuitos
neuronales son construidos como rutas para la inter-comunicación de las
neuronas. Estas rutas se crean en el cerebro a través del aprendizaje
y la práctica, de forma muy parecida a como se forma un camino de montaña a
través del uso diario de la misma ruta por un pastor y su rebaño. Cada vez que
se adquieren nuevos conocimientos (a través de la práctica repetida), la
comunicación o la transmisión sináptica entre las neuronas implicadas
se ve reforzada. Una mejor comunicación entre las neuronas significa
que las señales eléctricas viajan de manera más eficiente a lo largo del nuevo
camino. Por ejemplo, cuando se intenta reconocer un nuevo pájaro, se realizan
nuevas conexiones entre algunas neuronas. Así, las neuronas de la corteza visual
determinan su color, las de la corteza auditiva atienden a su canto y, otras,
al nombre del pájaro. Para conocer el pájaro y sus atributos, el color, la
canción y el nombre son repetidamente evocados. Revisitando el circuito neural
y restableciendo la transmisión neuronal entre las neuronas implicadas cada
nuevo intento mejora la eficiencia de la transmisión sináptica. La comunicación
entre las neuronas correspondientes es mejorada, la cognición se hace
más y más rápidamente.
Neurogénesis
Considerando que la plasticidad sináptica se logra
a través de mejorar la comunicación en la sinápsis entre las neuronas
existentes, la neurogénesis se refiere al nacimiento
y proliferación de nuevas neuronas en el cerebro. Durante mucho tiempo la idea del
nacimiento neuronal constante en el cerebro adulto era considerada casi una
herejía. Los científicos creían que las neuronas morían y no eran reemplazadas
por otras nuevas. Desde 1944, pero sobre todo en los últimos años, la
existencia de la neurogénesis se ha comprobado científicamente.
Plasticidad Funcional Compensatoria
Los ancianos obtienen peores
resultados que los jóvenes en las pruebas de rendimiento neurocognitivo. Pero,
sorprendentemente, no todos los ancianos presentan un menor rendimiento,
algunos logran hacerlo tan bien como sus contrapartes más jóvenes. Esta
diferencia inesperada del rendimiento de un subgrupo de individuos de la misma
edad ha sido científicamente investigada, descubriéndose que al procesar la
nueva información los ancianos con un
mayor rendimiento utilizan las mismas regiones del cerebro que utilizan los
jóvenes, pero también hacen uso de otras
regiones del cerebro que ni los jóvenes ni el resto de ancianos utilizan.
Los investigadores han reflexionado sobre esta sobreexplotación de las regiones
del cerebro en los ancianos con mayor rendimiento y en general han llegado a la
conclusión de que la utilización de nuevos recursos cognitivos refleja una
estrategia de compensación. En presencia de déficits relacionados con la edad y
la disminución de la plasticidad sináptica que acompañan al envejecimiento, el
cerebro, una vez más, pone de manifiesto su plasticidad para reorganizar sus
redes neurocognitivas.
El aprendizaje, la experiencia y el entorno
En los últimos años hemos aprendido
que las alteraciones cerebrales en los niveles genéticos o sinápticos son
provocados tanto por la experiencia como por una gran variedad de factores
ambientales. El nuevo aprendizaje se produce de muchas formas, por muchas
razones y en cualquier momento, a lo largo de nuestra vida. Por ejemplo, los
niños adquieren nuevos conocimientos en grandes cantidades, produciéndose cambios cerebrales
significativos en esos momentos de aprendizaje intensivo. Un nuevo
aprendizaje también puede surgir por la presencia de un daño neurológico
sobrevenido, por ejemplo a través de lesiones o de un accidente
cerebrovascular, cuando las funciones soportadas por un área cerebral dañada se
deterioran, y se deben aprender otra vez. La multiplicidad de las
circunstancias para que se ocasione un nuevo aprendizaje, nos hace preguntarnos
si el cerebro va a cambiar cada vez que se aprende algo. La investigación
sugiere que esto no es así. Con el fin de aprender a marcar fisiológicamente el
cerebro, el aprendizaje debe conllevar
cambios en el comportamiento. En otras palabras, el nuevo aprendizaje tiene
que ser un comportamiento pertinente y necesario. Por ejemplo, el nuevo
aprendizaje que asegura la supervivencia será integrado por el organismo y
adoptado como una conducta apropiada. Como resultado de ello, el cerebro se
habrá modificado. Tal vez lo más importante sea el grado en que una experiencia de aprendizaje resulte gratificante. Por ejemplo, aprender utilizando juegos interactivos es especialmente
útil para potenciar la plasticidad cerebral. De hecho, se ha demostrado que
esta forma de aprendizaje incrementa la actividad del córtex prefrontal (PFC).
Además, en este contexto de oferta de
incentivos, es positivo tratar de jugar con el refuerzo y la recompensa, como se ha hecho tradicionalmente, para
que los niños se involucren en el aprendizaje.
Comprendiendo las condiciones que inducen la
plasticidad
Parece que los patrones de
plasticidad son diferentes dependiendo de la edad. Más importante aún, parece que el cerebro
es susceptible de cambio, tanto positivo como negativo, incluso antes del nacimiento de su portador.
Los estudios en animales muestran que cuando las madres embarazadas se
establecen en un entorno rico en estímulos positivos, su descendencia posee un
mayor número de sinapsis en regiones específicas del cerebro. Y a la inversa,
cuando se ha aplicado luz estresante a las embarazadas, se ha comprobado que su
descendencia muestra un reducido número de neuronas en el córtex prefrontal
(PFC). Estos descubrimientos son de suma importancia para el debate
"naturaleza" vs. "entorno", ya que parece que el
"entorno" puede inducir cambios en la expresión génica neuronal. La
investigación genética en los animales plantea que algunos genes se ven
afectados incluso en un lapso muy corto de estimulación, otros genes
adicionales son afectados durante un período de estimulación más largo,
mientras que otros no experimentan ningún cambio en absoluto. El entrenamiento cognitivo parece ideal para la inducción
de la plasticidad cerebral. Proporciona la práctica
sistemática necesaria para el establecimiento
de nuevos circuitos neuronales y para el fortalecimiento de las conexiones
sinápticas entre las neuronas.
Shore (1997) manifiesta que durante
los primeros tres años de vida la mayoría de sinapsis se producen, luego se
mantienen estables por un promedio de los diez años de vida. Es por eso que las
experiencias en los primeros tres años de vida son cruciales si no se estimulan
las neuronas tienden a ser eliminadas.
Estas afirmaciones nos advierten acerca de la importancia que tiene
una estimulación adecuada desde la vida
intrauterina y en los primeros años del ser humano. Los padres y madres de familia,
los educadores y las educadoras debemos asumir un papel mucho más activo en la
creación de un ambiente propicio, para potenciar su desarrollo integral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario